A 900 KILÓMETROS DE ESTRASBURGO Y A 2.200 DE GERNIKA

Vemos en la web de EAJ-PNV como una delegación oficial de la Comisión de Industria, Investigación y Energía del Parlamento Europeo visita entre el lunes 26 de mayo y el miércoles 28 de mayo Eslovaquia en una misión destinada a evaluar el potencial de la energía geotérmica y mantener un diálogo con gobierno, expertos y empresas. Liderada por el liberal eslovaco Martin Hojsik, en el viaje participan la eurodiputada jeltzale Oihane Agirregoitia, el socialista Nicolás González Casares y los conservadores Jens Gieseke y Davor Ivo Stier.

Perfecto. Nada que objetar. Pero siempre hay un “pero”: Resulta que, mientras a 900 kilómetros, en el Parlamento Europeo, se discutía a tope sobre una iniciativa estratégica para la Nación vasca, como es la cooficialidad de nuestra lengua en Europa, mientras se hacían pasillos y llovían las llamadas a unos y otros apurando el asunto, con fracaso como resultado, ¿Dónde estaba nuestra flamante y bien remunerada Eurodiputada de EAJ-PNV? ¿Acaso peleando entre escaños como una heroína para salvar la iniciativa? Pues va a ser que no: Estaba en Eslovaquia visitando una planta geotérmica.

¿A alguien se le ocurre como nos ayudará en Euzkadi/Euskal Herria la geotermia en la transición energética? ¿Burujabetza? Lo cierto es que no controlo mucho de esa materia por lo que no es descabellado pedir que nos lo expliquen.

Mientras, se observa que Ohiane está encantada de conocerse como se observa en sus propias fotografías dando entrevistas a los medios locales. Faltaba por ahí algún periodista de DEIA o de EiTB para preguntarle algo así como: “¿Sabe Vd. qué se está votando ahora mismo en el Parlamento Europeo?”

O, "¿Tanta defensa del medio ambiente y resulta que procede (ya no el hecho de hacerlo, sino el de posturearlo) utilizar el medio de transporte que más contamina con diferencia?". Y es que ayer mismo comentaban en la página web de EAJ-PNV "pide medidas para proteger a proveedores europeos en la industria de las renovables". Hay cosas que, la verdad, no acaban de encajar.

Y, al hilo de todo esto, "¿Dónde podría Vd. una instalación geotérmica en la CAV?" Tampoco voy a tener la temeridad de dar ideas a estas preclaras mentes pensantes, no vaya a ser que pusieran esa instalación en los terrenos en los que JAMÁS van a poder a ubicar el bodrio del Guggenheim-Urdaibai. Vamos... Como una especie de "Plan B".

Por cierto, en ese mismo momento, a 2.200 kilómetros, estaban haciendo una especie de “escucha activa” y creo que ya van por unas 250 encuestas en la zona afectada. Conozco a mucha gente en esa zona y solo tengo constancia de dos personas a las que les hayan encuestado. Y, resulta que, como yo, casualmente ya habían firmado en contra de instalar ese despropósito en Urdaibai.

Lo de las encuestas de esa “encuesta activa” lo veo como una consulta de plastilina. Si de verdad quieren saber lo que opina la Ciudadanía, que convoquen un referéndum y no esa patxanga que, ciertamente, tiene su origen y que se lo podemos explicar en un sólo párrafo: Desde el Gobierno vasco, a su principal cabeza pensante se le ocurrió hacer una escapadita a USA donde participaron cargos del propio Ejecutivo de Gasteiz, de Diputaciones forales, del Guggenheim-Bilbao y, ya puestos a vacacionar, hasta de Emakunde.

Al margen de una abultada cuenta de gastos, nadie sabe qué trajeron debajo del brazo como resultados. Ni nunca lo sabremos. Nadie ha dicho nada sobre los resultados de la excursión. Nadie sabe a qué iba allí Emakunde, para qué, y con qué resultados más allá de que Miren Elegarresta se diera un voltio a la chepa del Erario vasco. Tampoco sabemos el motivo de reunirse con nada menos que con dos electos (un congresista y un senador) cuando, hoy en día, eso sale mucho más barato hacerlo mediante una simple videoconferencia desde Lakua o desde Ajuria Enea.

Son auténticos misterios sin desvelar, pero lo que sí se sabemos es que fueron a la matriz del Guggenheim, a la Fundación Solomon R. Guggenheim (en la Quinta Avenida de Nueva York) a contarles la “genialidad” de hacer un híbrido en una Reserva de la Biosfera. Y salieron con un rotundo NO más grande que una catedral porque esas gentes no quieren problemas añadidos, ni conflictos y, más, al saber la mayoritaria negativa a un “proyecto” (que llaman sus impulsores) y a un “despropósito” (que llaman/llamamos sus detractores).

Los patronos les vinieron a decir que, sin aprobación social, la Fundación no veía la viabilidad por muchas infografías que les mostrasen. Y, claro, porque no iban a decir esto a la vuelta del "bolo" y, porque tampoco quieren hacer una consulta en la zona afectada (porque la perderían de calle, como Alcaldías en la zona), se les ha ocurrido la genialidad de hacer un proceso de “escucha activa” (dónde una misma persona puede participar las veces que quiera o que le llamen y en vez de decir que se llama Pepe, pues dice que se llama Juan) y, pretenden venderlo a la Fundación de fondo capital israelí como - sin serlo- una suerte de plebiscito.

Vamos a ver: Una cosa es ir el sábado a la sinagoga y otra cosa es “venderles" a la salida aquello del "pulpo como animal de compañía”. Son gentes listas, acostumbradas a que millones de dólares pasen por sus manos (hasta, igual, alguno de esos milloncitos lo dedican a sufragar el genocidio del Pueblo de Palestina) pero tampoco creo que estén por la labor de que les vayan con la milonga, infografías en mano, de una aldeanada proyectada en un lugar que, a pelo, ni sabrían ubicar en un mapa mudo.

Resumen: Sin consulta o referéndum nadie se va a creer que la población de la zona acepte semejante bodrio y, más, cuando las asociaciones detractoras de dicho supuesto pelotazo se adelantaron a la excursión del Gobierno Vasco y les hicieron saber la oposición mayoritaria de la población afectada. Y, como casi siempre ocurre, a nadie -más o menos- en sus cabales le va a dar por “comprar” problemas. Y la Fundación Guggenheim no quiere híbridos poco o nada rentables, abiertos durante cuatro meses al año, para favorecer una serie de intereses privados, sencillamente, porque no quieren ver, ni de lejos, pintadas, megáfonos, octavillas, concentraciones con carteladas y pancartas en su contra. Para ellos, además de verlo como una cuestión política (que lo es), les pudiera suponer un conflicto reputacional del que, lógicamente, van a huir como del agua hirviendo.