ELGARRESTA, LA CURRANTA DE EMAKUNDE

Reconozco que tengo a Miren Elgarresta en el altar de mis gatos más negros, desde que fue nombrada directora de Emakunde la legislatura pasada en el Gobierno de Urkullu, proveniente  de la Diputación de Gipuzkoa donde asumió el cargo de directora del "Órgano para la igualdad de mujeres y hombres”, en 2015, cuando todavía se diferenciaba por sexo (hombres y mujeres, y no por las dieciséis categorías de género impuestas por ley podemita española, asumidas con gozo por las independentistas vascas).

Miren Elgarresta es veterinaria de formación universitaria, por lo que se le podría presuponer capacidad y competencia para la rigurosa y correcta distinción biológica de los seres animados. Pero no, ella es más creativa que todo eso. Trabajó en Arantzazu, con los pastores de su Artzain-etxea, y como técnica de medio ambiente en el Parque en el que se asienta la basílica franciscana. Se le pegó poco.

Ella, que es de Zumarraga, fue candidata a la alcaldía de Oñati, conociendo sendos revolcones en una localidad de tradición jeltzale. ¡Si Eli Galdos levantara la cabeza! Siguiendo la estela de candidatos derrotados en las elecciones locales, ha sido promovida desde entonces a altos cargos, hasta llegar a predicar en la ONU, en el contexto del viaje del lehendakari Pradales a USA. Tiene 60 años, pero mantiene su espíritu joven, alegre y combativo. Por lo menos, toda una legislatura más por delante. He intentado acceder a su intervención en la ONU, pero no hay manera. A lo más, Emakunde da cuenta de un Programa Conjunto Global (sic) sobre servicios esenciales para mujeres y niñas y comunica su participación en varias agencias de la ONU.

Decían los clásicos que viajar abre la mente: open mind. Pero con lo que te encuentras es con repetidas fotos de pose de Miren Elgarresta hoy aquí y mañana allí, siempre con la misma cantinela: igualdad, igualdad, igualdad. Poses de estrella cinematográfica que proyectan todo lo contrario. Bajando las escaleras de un teatro de capital, con las manos en las barandillas, bajando de la zona de palcos al vestíbulo, sola y bien vestida, con la mirada adusta, fija en el horizonte, tras unas gafas que transmiten personalidad propia. ¿Imagen de mujer de país? Va a ser que no. ¿Modelo para las generaciones de mujeres jóvenes? Esto tampoco. Entonces, ¿Cuál es el mensaje? Porque, si una imagen vale más que mil palabras y no encontramos las palabras… ésa es la imagen que queda. La Emakunde de Sorkunde ha tocado fondo, se ha diluido como un azucarillo en el té de las señoras moradas progres que sostienen que no está bien visto discrepar de las posiciones más extremas del feminismo woke.

A estas alturas de la película sería razonable que Emakunde tuviera elaborada una posición sobre la Ley trans española, sobre la ilegalización de la prostitución, sobre la gestación subrogada… Pilar Rahola, ¡Pilar Rahola!, acaba de publicar un artículo titulado El comodín 'mujer' sosteniendo que la Ley trans fue una barbaridad monumental, un esperpento, que ha abierto las puertas para innumerables fraudes.

El Tribunal Supremo del Reino Unido dictaminó hace quince días que la ley británica define a una mujer como alguien que nació biológicamente de sexo femenino, distinguiendo radicalmente sexo y género.

El Ministerio de Justicia español ha aprobado el mes pasado una instrucción que prohíbe el registro directo de los menores nacidos por gestación subrogada en el extranjero, y quienes recurran a esta práctica prohibida en España, sólo podrán formalizar inscripción mediante vínculo biológico o adopción.

Más a más, la Generalitat de Catalunya ha incluido en su Plan de Igualdad la abolición de la prostitución, incorporando la lucha contra la explotación reproductiva y sexual a las políticas de perspectiva de género, y en concreto contra los vientres de alquiler y la prostitución, como principales líneas de actuación del Gobierno en su agenda feminista, adoptando políticas abolicionistas y desmarcándose de las posiciones partidarias de la regulación.

He ahí, entre otros, cuatro temas bien candentes sobre los que Emakunde debiera fijar posición. Pues nada... Silencio, en Euskadi se rueda... sin guion.