No nos gusta nada darles este tipo de consejos pero, visto lo visto, les diremos que si no protestan por nada y dicen amén a todo (además de defender en cualquier parte que todo está bien), hasta les pueden regalar una ficha para subir al tiovivo.
Y a partir de ahí, como en la Lotería de Navidad, a ver si les cae un premio gordo (y no nos referimos a Aburto, el "Gurú" Barandiarán, ni al abuelo cebolleta de Deia, Mediavilla).
Y, ya una vez dando vueltas en la puerta giratoria, con el tornillo-eje loco, que intenten hacerlo lo mejor posible. Eso sí: Que se aseguren buen@s padrin@s por si meten la pata hasta el fondo, al menos para que en menos de 24 horas, les trasladen al despacho de al lado haciendo lo que ya se conoce como "Un Egaña".
Yo ya estaba afiliado en EGI en 1983. Conozco a mucha gente. Algunos se quedaron en el camino y otros se quedaron. De los que se quedaron se podía saber entre quiénes estaban en Euzko Gaztedi Indarra por convicción o tradición (como quién escribe estas líneas) y a quiénes lo hacían por otro tipo de metas o aspiraciones personales. Y se les veía bien de lejos.
Tras tantos años, hemos podido seguir el rastro a muchas y muchos de aquéllos "Egikides" y ver como muchos siguen en sus casas, con sus nuevas familias (pareja, hijos...), y otros -también con sus parejas e hijos- han ido pasando de moqueta en moqueta, de despacho en despacho (cada vez más grande, cada vez mejor remunerado a la chepa de la Ciudadanía).
La pena de todo esto es que si tuviésemos un "abertzalómetro" o un "Jeltzalómetro" que midiese en una escala del 0 al 10, muchos de aquellos trepas no llegarían ni a un 3/4 en esas mediciones. Eso sí, a estas alturas ya tienen la vida más o menos resuelta. A alguno le suelo aconsejar que ahorre porque, las y los que son de mi edad, no van a llegar a la jubilación en un cargo público. Esto tiene toda la pinta de ocurrir irremediablemente más pronto que tarde y va a ser una verdadera tragedia para muchas familias el día que comprueben que ya no tienen red ni colchoneta debajo. Ni jugosa nómina pública asegurada a final de mes.
Laboralmente hablando, a ver dónde va a aterrizar esa banda rozando la sesentena.
Y con un par de viñetas podemos resumir todo sin necesidad de enrollarnos más:
Que se apunten d alguna de las cuadrillas del PNV berria.
ResponderEliminarA bachilleres como Iturrate les ha ido de cine con la cuadrilla Esteban Atutxa y en la de Ortuzar Pradales creo que ya no quedan ni primos segundos que enchufar.
Voy a tunear el DNI y me voy apuntar yo... A ver si cuela.
ResponderEliminarLamentablemente, das en el clavo, Landa. Por un lado, encontramos un buen puñado de chavales que, a través de EGI y sin ninguna experiencia profesional ni estudios finalizados, pretenden asaltar los cielos y ser premiados con un cargo (remunerado, eso sí). Este tipo de espécimen se convierte en una piraña, capaz de vender a su propia madre si fuera necesario para seguir en el machito.¿A dónde va a ir si no? Por otro lado, el pre-jubileta que no volvería a su anterior puesto de trabajo ni loco. Objetivo: la dorada jubilación, y para ello, la política es estupenda. Y éste también, si tiene que vender a su madre, lo hará, todo sea para que le quede una buena pensión. Estos son los tipos de remeros. Nada que ver con las anteriores generaciones que actuaron siempre arriesgando en pos de unos ideales. Estos de hoy, les da igual arre que si, les da igual si independentzia, región, cosoberanía o Diputación Provincial...TODO POR LA PASTA! Y a vivir que son dos días!
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