Al final del artículo les reproducimos ése primer número.
Cita López Basaguren en su artículo en El Correo Español, tras una serie de tópicos a favor de las lenguas minorizadas, bien utilizados para poder situarnos en el epicentro de su dogmático entendimiento de la sociedad, nos comenta que el euskera “debe adecuarse a la realidad sociolingüística”, poco o nada dice de como se ha construido esa “realidad sociolingüística” porque poco o nada le conviene a sus dogmas.
Abstraerse de la realidad histórica que lleva a la situación actual de cualquier hecho social, sea este, la situación de diglosia lingüística o la falta de derechos de un colectivo humano determinado, la ocupación de un territorio o la subyugación a un régimen es la práctica habitual de quien miserablemente utiliza el poder de la fuerza a favor de sus postulados. Es prácticamente lo mismo que López Basaguren le diga los vascoparlantes “Oigan, adecúense ustedes a la realidad sociolingüística”, que Putin les diga a los ucranianos “Oigan, adecúense ustedes a la realidad del mapa político que he creado desde 2022”.
Que la lengua vasca tenga una situación de minorización social, no es una cuestión del azar, ni tampoco una elección libre de cada ciudadano. Si nos atenemos a la documentación histórica, si desde 1803 tenemos documentados severos castigos físicos a niños vascoparlantes por toda la geografía vasco-navarra, si en 1851 el censo de vascoparlantes de Gipuzkoa arroja un 92% de monolingües vascoparlantes y un 81% en Bizkaia, si en 1870 Antonio Trueba nos cuenta que la lengua vulgar de Bilbao es el euskera, entonces la situación actual no puede ser tomada como un principio justo sino como un hecho forzado, sobre el que apoyar cualquier decisión, es tan miserable como las acciones que han llevado a esa misma situación.
La dinámica perversa de situar las lenguas en un plano de igualdad es una de las características miserables de este discurso falaz. Bien saben que es imposible no saber español. Que es absolutamente imposible trabajar en una institución pública sin tener conocimiento de español y saben perfectamente que una persona vascoparlante, ni aún hoy en 2025 puede desarrollar un proceso tan simple como renovar el carné de conducir en su propio idioma. Lo que López Basaguren debería ocuparse desde su puesto de catedrático de Derecho Constitucional es de que los vascos tengan derecho, el mismo derecho que tiene un soriano a no saber euskera... A no tener que saber español y dedicar su tiempo a aprender inglés para tener un futuro profesional prometedor. Eso es igualdad. señor López Basaguren.
Cita más adelante que a un tercio de los escolares se les condena al fracaso. Realmente las cifras tan abultadas deberían ser explicadas, si es que López Basaguren tiene alguna fuente que acredite que 1 de cada 3 escolares vascos han fracasado en sus estudios. La cuestión parece ser que es tirar la piedra, luego si detrás no hay nada ya es problema de otro. Yo manejo otras cifras totalmente diferentes: La tasa de abandono escolar está por debajo del 7%, es decir. que el 93% acaba de forma exitosa sus estudios con un porcentaje muy mayoritario de alumnos estudiando en modelo D. El 96,73% ha aprobado lo que hemos venido conociendo como Selectividad con notas medias por encima del 6,5, y curiosamente la nota media de los alumnos que han hecho las pruebas en euskera es casi medio punto mayor que la de aquellos que han hecho la prueba en castellano.
Datos señor Basaguren, no falacias.
López Basaguren, trata también el problema de la nueva significación del término apadrinado por él como “exclusión”. En el mundo imaginario de López Basaguren donde los alumnos fracasan en un 33% y la gente se debe adecuar a los palos que les hayan dado a sus abuelos, también tenemos gente “excluida” porque no le da la gana de acceder a un puesto público y dominar las dos lenguas oficiales del lugar. Es curioso que el “excluido” sea la persona que va a recibir el salario pagado con el esfuerzo de los contribuyentes vascoparlantes y no el contribuyente en sí. Pague usted impuestos, pero luego no se le ocurra explicarse en su idioma, que está usted excluyendo a un funcionario.
El discurso de este Chindasvinto que se nos aparece cuando tiene mono de notoriedad recuerda más al Apartheid sudafricano que a otra cosa. Es el nuevo modelo de pensamiento del egoísmo supino. “Póngame a ustedes un puesto de trabajo a medida, luego si eso que me hablen de usted y en español que por eso tengo ese puesto.”
La cuestión es que cualquier servidor público en esencia debe dominar las dos lenguas oficiales de la CAV, ya sea por el mero hecho del funcionamiento interno del propio sistema o incluso por los propios derechos lingüísticos de los demás funcionarios. Una persona monolingüe en un entorno de trabajo plurilingüe no tiene ninguna explicación lógica, menos aún cuando lo requerido es un conocimiento accesible y gratuito. Las pruebas de la Guardia Civil “excluyen” a la gente por tener una estatura insuficiente, eso es una exclusión y razonada, pero esa exclusión a López Basaguren no le preocupa. Lo importante es que un grupo de gente que conscientemente se niega a dar servicio público a contribuyentes en una lengua oficial, tenga un puesto reservado regado con dinero público. “Cosas veredes querido Sancho”.
El futuro de la lengua vasca no puede ser escrito desde el egoísmo y la mezquindad, características -ambas- del discurso del articulista. El euskera requiere del compromiso de sus hablantes y de la exigencia permanente de los mismos en los servicios públicos. Vamos a coincidir con López Basaguren en que es necesario un compromiso claro de los vascoparlantes en la existencia de la lengua fuera de los ámbitos de uso tradicionales. Es necesario llevar el euskera más lejos. Y sí, ambas ideas deben conectar con una realidad, pero no la imposición brutal y violenta del español durante dos siglos, sino con la realidad mundial de los idiomas, donde el español como tal no tiene ningún valor profesional. Una realidad en la que la única lengua realmente hábil es el inglés. Quizá sería mucho más efectivo, no digamos justo, para el futuro del euskera que aquellos vascos que lo deseen puedan optar por muchas más horas de inglés y ninguna de español en el colegio.
Según escribe, a López Basaguren no le importaría porque para él conocer una sola lengua es suficiente. Quizá entonces nos hablaría de la “exclusión” de los vascoparlantes. No lo hará: Siempre ha jugado a navegar entre dos aguas pero hace mucho tiempo que su txalupa está más identificada que la narco-embarcación del amigo de Núñez Feijóo.
👆🏻👆🏻👆🏻 Esta portada es para que recuerden cuando, desde sus páginas, El Correo Español pretenda dar lecciones de ética o democracia. El hijo de caballo y burra siempre será un mulo aunque, ahora, desde un falso lenguaje inclusivo, nos digan que ese mulo o mula es fruto del cruce entre burro y yegua. Pero es igual... ¿A un burro le vas a preguntar qué es un caramelo de menta? Pues eso.