Vaya por delante que me parece oportuno aplaudir la iniciativa del nuevo presidente del Bizkai Buru Batzar de EAJ-PNV, Iñigo Ansola, en el sentido de invitar a unos pintxos en Sabin Etxea para dar la bienvenida al Partido a las y los nuevos afiliados.
Personalmente, pondría un poco la lupa en esas nuevas afiliaciones de personas entre 25 y 35 años, más que en personas en el perímetro de los 60 años, que, por regla general, no suelen tiener aspiraciones políticas.
Me explico: Cuando yo ya tenía el carnet de EGI, Ansola justo había quitado los ruedines de la bici, y cuando tuve el de EAJ-PNV, el de Markina aún no tenía el carnet de EGI. Con esto simplemente quiero decir que yo he visto de casi todo y que, por simple trayectoria vital, también he presenciado cosas, cuanto menos, curiosas. Les cuento una de ellas:
Recuerdo una tarde que había Asamblea en mi Organización Municipal. Llegué un poco antes y entré a un bar al lado del por tres motivos: Me meaba, me había quedado sin tabaco, y me apetecía tomar una caña. Me quedé en la barra y a mi lado había tres chavales. Oí algo del PNV y, entre cosas del aburrimiento, la curiosidad, y el cotilleo, puse la oreja. Estaban haciendo tiempo porque ése día les entregaban el carnet del Partido. Dos ratificaban a un tercero menos convencido que aquello era una buena "oportunidad". No hablaban de ideología sino de una especie de bolsa de trabajo en los términos que muchos de nosotras y nosotros hemos oído en alguna ocasión. Eran estudiantes o recién graduados y le decían al menos convencido que ni se lo pensase, que era la oportunidad para labrarse un óptimo futuro laboral. Sí, hablaban del Partido Nacionalista Vasco como una especie de Agencia de colocación.
Debieron darse cuenta que tenía puesta la "antena", se hicieron una seña tipo Mus (les vi por el espejo de la barra) y comenzaron a hablar del Athletic. Se fueron. Y yo después. Entraron al Batzoki y yo, tras echar otro Camel, entré más tarde y les vi sentados en las últimas filas. Yo, en esa ocasión, me puse en las filas delanteras. La Asamblea transcurrió con el tedio habitual de los "descargos" y, al final, hicieron el acto de entrega de carnets a los nuevos afiliados. Les nombraron uno a uno por su nombre y apellidos. Me reconocieron y pasaban a mi lado más blancos que los mocos de Maradona. Igual pensaban que aquello era como una boda en la que iban a preguntar eso de que si alguien tenía algo que decir, que hablase en ese momento o callase para siempre. Evidentemente, desconocían que eso no se hace en una Asamblea y que su solicitud estuvo expuesta un tiempo (creo que un mes) en el tablón de anuncios donde, ahí sí, sería el momento de presentar reparos o alegaciones a sus solicitudes de afiliación.
Pero, entre que yo no iba mucho por el Batzoki y que no les conocía de nada hasta aquella tarde, pues nada tuve que objetar. Incluso después de la Asamblea Municipal, y ya entre pintxos de tortilla y txakolis, había gente que comentaba en corrillos que estaba muy bien que gente joven y preparada se uniese a nuestro Partido. Me mordí la lengua porque veía a aquéllos tres chavales aún más pálidos que la frente de Iniesta. Y, porque, para qué negarlo, yo tampoco soy bueno, me acerqué a ellos para darles la bienvenida. No sabían dónde meterse y, la verdad, porque poco después me suspendieron de militancia, no coincidí con ellos en ninguna otra Asamblea. Sí me he topado con ellos por la calle, por separado, donde cada uno me saluda de una forma amable y muy educada.
Hoy, uno está con un buen cargo en Kutxabank, otro en el Ayuntamiento de Bilbao, y el otro en, como él mismo me dijo, en "La Dipu" pero que "le iban a mandar a Gobierno". Yo me alegro por ellos. Sé que no son jeltzales (y, posiblemente, tampoco sean abertzales) pero comprendo que cada cual se busque la vida por donde pueda o por donde le dejen. Y yo les dejé, porque tan solo tenía que haber levantado la mano en aquella Asamblea y no lo hice.
También se que Iñigo Ansola se enfada mucho con el asunto de la "filtración" de documentos, lo que denota que aún no le ha cogido el pulso al Partido ya que "filtraciones y PNV" viene a ser un oxímoron de manual. Tan solo tendría que preguntarle a Unai Andraka Casimiro qué documentos filtraba o cómo movía la Candidatura del mismo Ansola desde Sabin Etxea y, al pobre, no se le ocurrió mejor manera que enviar un documento en Word con "firma" (con IP). Hablamos de una "plancha" cuando están prohibidas las "planchas". Simplemente esperamos que el de Lemoiz haya aprendido lo que es un simple PDF.
Pero, insisto. Ansola quiere marcar su impronta y eso no es nada malo. Está bien pese a ir tarde, aunque nunca es tarde si la dicha es buena.
Ahora solo le hace falta recuperar la militancia perdida por diferentes motivos porque las bajas voluntarias se han venido multiplicando en los últimos años, y las bajas disciplinarias deberían ser revisadas. No hablamos de afiliados expedientados por algún motivo grave o imputación (investigación) judicial, ya que también los ha habido por opinar libremente. Y para ello, no tengo que mirar muy lejos.
Nadie sabe a ciencia cierta el número de afiliados de EAJ-PNV pero, eso ocurre en todos los partidos políticos. Todas las formaciones políticas hablan de "transparencia" hasta que toca dar datos. A raíz de que Aitor Esteban dijese en el Atano III (y luego en El Malecón de Zarautz y en el Alderdi Eguna) que hablaba para "22.000 almas", desde este Blog hicimos un ejercicio más o menos real sobre el número real de militantes de EAJ-PNV. Cogimos como base la propia página web del Partido y fuimos a ver los números. Al llegar a las cantidades declaradas por Ley en concepto de "Aportaciones por cuotas de afiliados" bastaron un par de divisiones para llegar a la conclusión (nunca rebatida) que estaríamos hablando de unos 16.000 militantes (6.000 menos que las "almas" que contabiliza Esteban). Hay otros baremos para evidenciarlo como el hecho de que la actual Secretaria del EBB anunciara la preparación de 20.000 comidas para el último Alderdi Eguna-2025.
Contamos sillas, hicimos operaciones aritméticas que, a base de imágenes confirmaba la Inteligencia Artificial (no decimos IA para no dejar el chiste en bandeja). La conclusión resulto tan evidente como -tampoco- rebatida: A cada asistente le "tocó" 6,5 comidas.
En fin... No es que sea un problema que afecte sólo a EAJ-PNV sino a todos los partidos políticos. La desafección por la política es general en la Sociedad, y no digamos entre la población más joven. También la militancia más comprometida envejece y, por simple ley de vida fallece (la Pandemia de la COVID fue, desgraciadamente, una criba más que considerable). Y el jaleo es que no hay relevo generacional.
Estas generaciones más jóvenes, salvo influenciados por el precitado interés laboral, no están en absoluto motivados para ser afiliados ni de EAJ-PNV, ni de cualquier otra formación política. Así, también analizando otro Documento del BBB cuya presentación la firma Iñigo Ansola y que se titula "Guía de Servicios de la Afiliación, esa apertura a la figura del simpatizante (no militante) no es ninguna mala idea.
Por poner un solo "pero", cuando se habla de Libertad de Expresión, dicen que "Tienes derecho a expresar tus ideas libremente en los medios de comunicación del Partido" pero no dicen que eso que figuraba en los Estatutos se lo cargaron con el argumento de que el Partido no tiene Medios de Comunicación. Pero bueno... tampoco hay planchas electorales internas cuando las hay y las promueve el propio "aparato" sin el menor rubor.
Con todo, tardías pero buenas iniciativas. Ya solo falta algo tan básico como la aceptación de tres pilares fundamentales en cualquier organización democrática:
- Un afiliado, un voto.
- Voto telemático con garantías.
- Campañas electorales internas, dónde diferentes candidatas y candidatos puedan presentar y exponer sus diferentes Programas para ser debatidos con plena libertad ante la Militancia.
No vas mal Iñigo Ansola Kareaga. Todo es comenzar y poner a un Partido con 130 años de historia en el siglo XXI. Creo que la fórmula va de algo así como Viejo Partido con herramientas actuales.
Iñigo Landa Larrazabal.