domingo, 7 de septiembre de 2025

ALARDE DE HONDARRIBIA (I)

⚠️ NOTA DEL EDITOR:

Sobre el Alarde de Hondarribia que se celebrará mañana, lunes 8 de septiembre, recibimos dos artículos: Uno de Joserra Uriz Zurutuza, y un segundo remitido.

Al tratarse de dos publicaciones de idéntica temática, hemos decidido publicar ambos de manera consecutiva con la intención de que los dos generen un link o enlace propio.

Vayamos con el PRIMERO:

SOBRE ALARDE, AMORES Y MIEDOS. RESPUESTA A LA EDITORIAL DE ABOTSANITZ. (Por Joserra Uriz Zurutuza)

Nuestro Gobierno municipal ha publicado📄este texto sobre nuestras emociones más básicas, ligándolas con el Alarde. Indican que figurará como editorial en el próximo número de la Revista Hondarribia.

En primer lugar, reflexionan sobre la relevancia del miedo en la historia de la teoría política, aspecto que me parece incuestionable. La reciente pandemia COVID es un ejemplo muy cercano. La referencia al conocido episodio de Juana de Mugarrieta poniendo a salvo la imagen de la Virgen de Guadalupe está bien traída. También podrían haberse referido a la situación vivida en el año 2000 cuando Hondarribia fue tomada por las fuerzas policiales para hacer cumplir, a través del miedo lógicamente, con la infame resolución (y años después anulada por los Tribunales) de la Consejería de Interior que se pasaba por el forro el derecho fundamental de reunión, obligando a que la Compañía Jaizkibel se integrara en el Alarde por delante de la escuadra de Hatxeros, en contra de la voluntad de quienes lo organizaban.

Ese episodio está muy bien descrito en el reciente documental 🎥“Iraila 2000 septiembre”. Por las razones que sean, los autores de ese escrito no han considerado oportuno referirse a ese episodio para ilustrar la importancia del miedo en la teoría política. Ya nos explicarán los motivos (o no). A continuación, reflexionan sobre el amor como categoría política principalmente desde el siglo XX. Soy un admirador de Hannah Arendt, y me alegra que le citen, aunque considero (siguiendo a la propia Hannah Arendt) que no se puede entender el amor sin la tradición judeo-cristiana. Así, muchos siglos antes de ella, grandes pensadores como Agustín de Hipona (San Agustín) ya dejaron escrito que el amor verdadero debe ser el principio de todas las acciones (TO-DAS).

El mensaje de amor de los Evangelios es el origen auténtico de ese amor como categoría política. Recomiendo en ese sentido especialmente el apartado 33 de la paradigmática obra de Arendt “La condición humana”, sobre el perdón y su relación con el amor. Luminoso. Así, volviendo al episodio sobre Juana de Mugarrieta, considero que éste es más bien atribuible al amor por Dios y la Virgen de Guadalupe. Si sólo hubiera sentido miedo pero sin ese amor, no hubiera hecho nada más que encerrarse en casa o huir. El amor venció al miedo. Hasta este punto, aunque con algunas diferencias, podría coincidir con lo expresado en el escrito. Pero a partir de ahí, la cosa cambia cuando expresan que el ritual se reinterpreta bajo otras perspectivas (hasta ahí, de acuerdo), y en este caso, bajo la perspectiva de la igualdad que consideran básica y unificadora.

En primer lugar, ¿Quién determina cuáles son esas perspectivas? Nuestro Gobierno municipal de Hondarribia lo tiene claro: Ellos. ¿Y por qué? ¿Qué cualidad tienen sobre los demás para ser los garantes de la interpretación correcta?

En segundo lugar, los promotores del Alarde lo organizan con los criterios que desean, y que, una vez entendida su esencia, son todo menos caprichosos, pues se sustentan en aspectos históricos, religiosos y antropológicos. También emocionales, por supuesto. En ese sentido, es un error valorar elementos del Alarde con categorías morales propias de debates ideológicos actuales. Además, ustedes en su escrito asumen una posición curiosa cuanto menos. Por un lado, argumentan que su perspectiva de igualdad no está reñida con el componente religioso y devoto. Es decir, que asumen y aceptan que el componente religioso en el Alarde exista (de lo cual me alegro). Sin embargo, no creo que quienes han redactado este texto, o al menos no todos, tengan convicciones religiosas. Es decir, que tienen la capacidad de discernir entre categorías morales actuales que muy probablemente asumen (las propias de la secularización) y la esencia religiosa del Alarde, a la que sin embargo no se oponen. ¿Ven ahora cómo no es tan difícil apelar a la esencia del Alarde con independencia de categorías morales actuales? También entre los partidarios de nuestro Alarde hay personas no creyentes que no obstante asumen la esencia religiosa del mismo.

En ese sentido igualmente, es perfectamente coherente ser antimilitarista y apoyar la representación de un Alarde de armas. Porque, de nuevo, es un error aplicar sin discernimiento categorías morales actuales a un acto como el Alarde. Hagan por ello el favor de aplicar ese mismo discernimiento que al parecer han comprendido con la esencia religiosa del Alarde, pero esta vez con respecto a su perspectiva de igualdad (que no la mía ni la de mucha gente) para con el Alarde

En tercer lugar, la manida referencia a la igualdad es una falacia por mil veces que se repita, ya que no hay absolutamente ningún impedimento para que otro grupo de personas organice otro evento con otras características, léase mujeres soldado u hombres cantineros. En ese sentido se pronunció el Tribunal Supremo en el año 2007, en una Sentencia a la que curiosamente ustedes nunca hacen referencia. ¿Porqué? En cuanto a la igualdad como elemento unificador, queda claro que no lo es si ustedes se empeñan en identificar un problema de igualdad donde no lo hay. Siendo esto así, lo que les compete es aceptar la diferencia, que puede ser muy enriquecedora. Basta con recubrirla de amor.

A continuación, ustedes identifican el miedo a la pérdida de poder con la radicalización de posiciones. Entiendo que se refieren al poder municipal, que ustedes detentan desde mediados del año 2023. En este punto, cabe recordar que desde que surgió la reivindicación de la participación de la mujer como soldado hace ya casi 3 décadas, el poder, de forma mayoritaria (Diputación foral, Gobierno vasco, Medios de comunicación de masas, Emakunde, Ararteko,...) ha intentado por todos los medios, recurriendo precisamente al miedo (vuelvo a remitirles a lo acontecido en el año 2000 entre otros episodios), impedirnos celebrar nuestro Alarde como lo entendemos. La voluntad popular, o al menos de una parte muy significativa del pueblo, junto con la Justicia, han impedido que el poder se cargara nuestro Alarde tal y como lo entendemos en su esencia.

La diferencia con la situación actual es que a esas instituciones se ha sumado el Gobierno municipal, un poder más. Pareciera por su escrito que hasta que llegaron ustedes, todo el poder de las instituciones nos amparaba. A continuación, hablan de actitudes contra los derechos humanos, provocadas según ustedes por el miedo consecuencia de esa supuesta pérdida de poder. ¿Hablamos de derechos humanos? Hablemos:

Nuestro Alarde está amparado por el derecho de reunión recogido en la Constitución, que a su vez se basa en la Declaración Universal de Derechos Humanos de 1948. La precitada Sentencia del Supremo del año 2007, que a veces se presenta como un cara o cruz que salió cara, fue simplemente la que tenía que ser en un Estado de derecho. No se atentaba contra el derecho a la igualdad. Quisiera recalcar que ni la Declaración Universal de Derechos Humanos, ni la Constitución, crean ningún derecho nuevo, sino que los institucionalizan (y no es poco). Pero el derecho ya estaba, en forma de derecho natural. Está comprobado por lo demás que el derecho de reunión es uno de los primeros que se carga cualquier totalitarismo que se precie. Los totalitarismos de Champions lo saben muy bien. Y en regímenes no totalitarios, el poder tiende también a interferir. Ustedes son un buen ejemplo de ello. Así actuó la Consejería de Interior en el año 2000, como descrito anteriormente. Aquella decisión provocó una reacción masiva y valiente (venciendo al miedo) que está muy bien reflejada en el anteriormente también citado documental 🎥“Iraila 2000 septiembre”.

Aunque años después, el TSJPV determinó que esa medida de la Consejería no fue ajustada a derecho, las 82 detenciones de aquél día y sus correspondientes multas, ya se habían materializado. ¡Telita!

Debemos re-centrar este asunto. Deberían ser las instituciones, a las que todos sostenemos con nuestros impuestos, quienes se pusieran a nuestro servicio para facilitarnos la celebración de nuestro Alarde. Tenemos derecho a exigirlo. No me refiero a darnos ayuda económica, aunque no deja de ser sangrante que una forma de entender el Alarde reciba subvenciones cada año mientras la otra, de mucho mayor arraigo, es ignorada en el mejor de los casos. De lo otro, como el chiste, ni hablamos.

Año tras año diversas instituciones se manifiestan o actúan en contra de nuestro Alarde -y en el caso del Ararteko, vulnerando sus propios estatutos al posicionarse sobre un asunto ya juzgado, en una actitud intolerable- , pero quisiera en especial hacer llegar esta reflexión a ustedes, al Gobierno municipal de Hondarribia. Les corresponde poner los medios para que el Alarde se pueda celebrar en base al derecho fundamental de reunión.

La atención a otras sensibilidades (léase Jaizkibel, Guztion Alardea o Saindua proposamena) no puede interferir con el derecho de reunión y de libre asociación que nos asiste para celebrar nuestro Alarde, con independencia de los gustos, sentimientos o emociones de nuestra corporación municipal. Nosotros también tenemos gustos, sentimientos y emociones, y un derecho a celebrar nuestro Alarde que ustedes deben garantizar. Acaban ustedes expresando el temor que al parecer sienten en los últimos días. Nosotros también tenemos miedo. A pesar de estar actuando movidos por el amor hacia nuestro Alarde y todas las personas que ya no están con nosotros, que nos enseñaron a entenderlo y amarlo (sí, nosotros también apelamos al amor), y a pesar de que asumimos la realidad de que existe otra sensibilidad que desea un Alarde con otras características -que quienes reivindican son libres de materializar- nos vemos confrontados a un poder que interfiere en nuestro derecho fundamental de reunión.

El respeto también se sustenta en el amor. Tiene que haber algo de amor para respetar. Nosotros respetamos otras sensibilidades, no sin esfuerzo. Algo bueno hay ahí, ¿no creen?. Pero, ¿es ese respeto recíproco?. No lo veo en consignas como “Alardea feminista izango da edo ez da izango”. En su apelación al amor, del que surge el respeto, pueden empezar por donde es evidente que no lo hay. A veces parece que nuestros derechos fundamentales emanan del poder. Es un error de bulto.

Tenemos derechos por el simple hecho de ser humanos. El papel de las instituciones debe ser garantizar que se puedan ejercer, no otorgarlos graciosamente, al estilo de los reyes absolutistas con sus súbditos. Aunque no vivimos bajo un régimen totalitario, esa pretensión del poder de interferir cada vez más en la vida de las personas y de la comunidad es un tic totalitario que debemos denunciar. Acaban ustedes con la bonita intención de salvaguardar lo que más quieren, los ciudadanos. Demuéstrenlo.

En este texto, más arriba, les he propuesto una solución: Garanticen que el derecho de reunión pueda ejercerse por todos los ciudadanos y sin interferencias. Asuman que ése es su cometido y no caigan en tentaciones totalitaristas.

Pido por ello a nuestro Gobierno municipal de Hondarribia respeto a la capacidad de iniciativa de la sociedad civil organizada, hombres y mujeres, que deseamos preservar un valioso legado llamado Alarde, y aceptamos que otros grupos puedan poner en marcha otro tipo de iniciativas con otras características.

Por ello, termino con una frase de una famosa canción de los años 70, que seguro que conocen bien, y que si bien se refería a otro contexto, resulta aplicable a esta situación: "Ibiltzen aspaldi ikasia dugu, otsoak eskutik hartu gabe!"

11 comentarios:

  1. Anónimo7/9/25 10:07

    Muy buen artículo de respuesta al gobierno municipal de Abotsanitz o Abotsbakar+ Bildu. La marca blanca de Bildu se ha quitado la careta hace tiempo.

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  2. Anónimo7/9/25 11:20

    La postura de Eider Mendoza y de la directora de Emakunde Miren Elgarresta es de vomitar.No son del PNV.Son de un feminismo trasnochado y poco valiente.

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    1. Anónimo7/9/25 14:51

      Vaya dos estómagos agradecidos.Una de Azpeitia que se pone la faja en la derecha y la deOñati que solo sabe bajar escalinatas.Sentencia firme del supremo en el 2007.El carnet no te hace jeltzale.

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  3. Anónimo7/9/25 12:05

    Mucho complejo. Parece que algunas son menos mujeres por dejar a los del pueblo que sigan las tradiciones ( sin agresiones, sin nada, un desfile con tambores). Se llega a un grado de estupidez que es de Guiness

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  4. Anónimo7/9/25 12:06

    Ahora resulta que ni Eider ni Miren son del PNV Igual eres tú la o el que no eres del
    PNV o siéndolo te conviertes en censor o censora de quienes son o deben serlo Viva la democracia !!!!

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    1. Anónimo7/9/25 12:29

      Son pero se equivocan, se arrodillan ante Sortu y su dialéctica mentirosa

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  5. Anónimo7/9/25 12:11

    O será porque además de ser mujeres, ocupan cargos de gran responsabilidad que tú ansías o creer tener tu derecho a ocuparlos? Puede ser esta también la razón de tu sentencia

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  6. Anónimo7/9/25 12:26

    A Bildu le hacían falta los dos alardes para hacerse ya con todas las fiestas de Euskadi, Euskal Herria para ellos . Sorry quiere dominar la calle y nosotros se la damos en bandeja

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  7. Anónimo7/9/25 12:31

    El año que viene a Celedon hay que ponerle una mujer, no puede protagonizar en soledad un hombre como referente. Al igual que el Olentzero. Del club de la comedia

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  8. Anónimo7/9/25 19:23

    Lo mismo a la fiesta de San Sebastian.Hay que ponerle una mujer asaeteada como Cupido.

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  9. Este artículo no tiene en cuenta la paradoja de que muchos participantes, y muchas asistentes como público, del alarde tradicional ven con buenos ojos la participación de la mujer (en nuevos roles), en el alarde de Hondarribia. Apelar constantemente a que se organice otro alarde, expulsando, de facto, al que no opine como opinan los organizadores, no parece un acto ni amoroso, ni inteligente. Y de cristiano no tiene nada.

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