ORTUZAR RECONOCE QUE NO HABLA CON URKULLU

Hace un año una noticia sacudió al PNV y a la sociedad vasca. El nuevo Medio de referencia del Partido Nacionalista Vasco, El Correo Español, informaba que el EBB había decidido prescindir del Lehendakari  Iñigo Urkullu para ser su candidato en las elecciones de abril. Inmensa sorpresa alimentada por una excusa propia de la ley del embudo: ”Lleva tres períodos, hay que renovar y se impone un cambio de ciclo”.

Nadie lo esperaba ya que era el candidato más conocido y más valorado. Urkullu tenía 62 años, los mismos que Ortuzar, Aurrekoetxea y Esteban. No parecía que la edad fuera el motivo de no ser que la mencionada ley del embudo sea el santo y seña de un EBB con dos discursos. Algo más debería haber. 

Fue un mazazo porque era evidente que Urkullu quería continuar y tenía la edad propicia para hacer una buena despedida en cuatro años, nombrando vicelehendakari a su posible sucesor como había hecho Ardanza con Ibarretxe. Hubiera sido lo lógico y lo sensato. Le había tocado una legislatura con una rabiosa pandemia, unos sindicatos que acabaron con Darpón, y tres crisis  difíciles de superar sin la ayuda de su Partido.:

• Las dos muertes del Vertedero de Zaldibar, responsabilidad del socialista  Iñaki Arriola que se las atribuyeron a él. 

• El COVID, pandemia internacional, del que el Gobierno Vasco salió mil veces mejor que cualquier otra Comunidad. Ahí están los datos objetivos.

• La crisis de la Ertzaintza, algo absolutamente desmesurado que. Aún, sigue siendo una asignatura pendiente, fundamentalmente, por la innegable precariedad de medios .

• La crisis de Osakidetza estirada como un chicle por ELA y LAB y con amplia cobertura por parte de EiTB que abría sus informativos con huelgas y pancartadas. 

Todo esto hubiera sido más digerible con un PNV beligerante y defensivo en el  Parlamento, en Deia, en el Consejo de EiTB, en sus relaciones… No fue así e indudablemente Urkullu tuvo un serio desgaste pero no tanto como para no haber superado con creces el resultado de Pradales, puesto ahí a dedo en típica maniobra de salvaje amiguismo. 

Dedico este post a las relaciones de Ortuzar-Urkullu movido por la respuesta de Ortuzar a una pregunta dada en su nefasta entrevista del domingo en los periódicos del español Grupo Vocento. Con toda su caradura dijo que “Yo, como cualquier otra de las personas que hipotéticamente pueden dejar su cargo, si no siguen, atesoran  un valor, una experiencia, una trayectoria  que no hay que desaprovechar. Yo no la he desaprovechado. Así mantuve una relación muy periódica y muy fructífera para mí con el lehendakari Ardanza  y la tengo con Román Sodupe”. ¡Será jeta!. 

A confesión de parte, relevo de pruebas.: Con Ardanza, fallecido y con Sodupe. Dos. Y los dos críticos con él, aunque guardando las formas. Podía haber dicho con Arzalluz, al que irrespetó o ahora con Ibarretxe y Urkullu, o con Pradera y Bergara o….

No. Con dos. Y habiendo sido Urkullu, su antecesor en la presidencia del EBB, con este comentario reconoce que no existe ninguna relación. 

Y ahí está una de las claves de la salida de Urkullu. Cuatro años sin ningún tipo de relación con el EBB de Ortuzar y éste sin defender al Gobierno Vasco en nada y haciéndole la tijera, yendo a Bruselas a sacarse una foto con Puigdemont sin tan siquiera decirle nada a Urkullu (que era el Lehendakari y que fue testigo en el juicio del Supremo contra el Gobierno de Catalunya. Eso sí, acompañado en el viaje por Tachenko, el de la bodeguilla siniestra de Portu. 

Porque aparecer en un acto público y forzadamente darse unos abrazos más mentirosos que los besos de Judas, es fácil y es lo que se ha hecho de manera mentirosa sin plantear nada en ninguna Asamblea. Mal por Ortuzar y mal por Urkullu por no haber hecho crisis ante lo que estaba viviendo y por tratar al cuerpo del PNV como menores de edad. No me vale que lo hacía por el bien del Partido porque ahí están los resultados: Un Partido muerto, sin debate y con un 15% de participación.

Con su buena voluntad, Urkullu quiso  en septiembre hacer candidaturas de integración en la segunda vuelta, las trabajó, se rieron de él y no ha salido nadie de sus candidatos. Lo más parecido a los famosos Jarrones Chinos. No pinta nada, aunque sigan con sus fariseas apariencias. 

Para colmo, en su entrevista, Ortuzar trata a los veteranos del partido como leprosos dignos de ir cuanto antes al cementerio. Lo dice así: ”Da pena  que gente que ha sido y que ha estado en la sala de máquinas de este partido pierda tanto el norte en el final de su vida, no ya política sino personal y social”. Un comentario canalla impropio de un presidente del EBB. Un irrespeto absoluto a la historia y a los protagonistas de esa historia. Un comentario que define tanto a dicho comentario como al personaje: Cutre.

Para mí el candidato a la presidencia del EBB, sin esperar a que Moisés Ortuzar baje del Sinai sería Iñigo Urkullu. Tiene la edad y la experiencia requerida, ha sido presidente del EBB, tiene el PNV en la cabeza y el corazón, aunaría e integraría a las personas y le haría un buen servicio a su Partido y a la sociedad. 

Solo falta que lo decida. Porque eso es como lo que dicen los curas en las bodas. ”O diga sí, o calle para siempre!”.