LOS RESPONSABLES, CON NOMBRE Y APELLIDO, DEL INMENSO FRACASO DEL GUGGENHEIM DE URDAIBAI

La primera conclusión es que con esta recua de políticos del Todo a Cien del PNV, los Jobubis, no se hubiera construido el Guggenheim Bilbao. A la primera se hubieran arrugado o hubieran dicho que no se podía hacer, o que no había ni experiencia, ni titanio, ni instrumentos, ni presupuestos, o que ETA se iba a calzar la obra. No lo duden. Esta gente ni arriesga, ni tiene visión de la jugada.

Es decir que estamos ante unos Jobubis que solo valen para medrar ellos y ayudarse unos a otros con un puro concepto de Famiglia mafiosa, pero no para hacer nada válido para este País.

La segunda conclusión es que el responsable de este desastre, el responsable público que lanzó la idea y no supo defenderla tiene nombre y apellido. No es un marciano. Lo hizo tan rematadamente mal, tan oscuramente, tan sin un plan serio, tan sin medir las consecuencias, que todo lo demás ha sido un caos absoluto. Y eso debería tener algún tipo de sanción porque este señor, llamado "Carapalo" por sus compañeros y José Luis Bilbao por sus familiares, ha puesto la mayor cagada de dinosaurio de la historia del PNV. Pero ahí sigue saliendo en las fotos y sonriendo. Una falta de vergüenza de manual.

La tercera conclusión es que el PNV, o lanza un discurso en verdad regenerador de la zona o las gentes de la Izquierda Abertzale se harán con el santo y la limosna. De hecho, ya lo está haciendo, y ya lo venía haciendo mientras Itxaso Atutxa y Ansola miraban al Lucero del Alba, es decir, a Venus o a cualquier otro sitio de por ahí arriba. 

De hecho gracias a la desastrosa gestión de la mujer de Aitor Esteban, Itxaso Atutxa, el PNV perdió nada menos que Mundaka y Gernika. Y, junto al siniestro, también es responsable del desastre absoluto de la oferta del Guggenheim esta señora que sigue mandando entre bambalinas.

La cuarta conclusión es que los que sucedieron a José Luis Bilbao, Unai Rementeria y ahora Elixabete Etxanobe no tuvieron la personalidad política, ni la visión, de poner otro rumbo al proyecto o cerrarlo con habilidad.

Y no nos olvidemos del emérito Urkullu y del vividor Ortuzar, mantenedores contra viento y marea del invento. Y este proyecto no ha fracasado solo por la movilización popular (como ya lo dice EH-Bildu poniéndose las consabidas medallas) sino, fundamentalmente, porque reputacionalmente le estaba haciendo daño a la "marca" Guggenheim y, desde Nueva York han dicho: "Majos, hasta aquí hemos llegado".

Tenemos meridianamente claro que ya no quedan gentes como las que sacaron adelante el primer Guggenheim y, sus actuales "sucesores-as" no serven ni para tacos de escopeta.

Ha ocurrido lo mismo que con PwC y Ortuzar. Han visto que el tipo les afea su imagen y le han abierto la puerta. Se han lucido: Unos por nombrarle y el otro por intentar acumular canonjías. Y es que la avaricia de Ortuzar les rompía el saco.

Y tampoco nos olvidemos de las sinsorgas Josune Aristondo, Lorea Bilbao y, ahora, el omnipresente Iñigo Ansola, cooperadores necesarios de la gran torta. Ya están sacándoles memes con lo que decían antes y dicen ahora. Y eso es demoledor.

¿Pero quién responde de toda la pérdida de espacio electoral en la costa bizkaina a cuenta de esta inmensa cagada? Nadie.

La quinta y última conclusión es la pérdida de imagen y de dinero. ¿Cuánto ha costado y quién va a pagar esto? ¿La Oposición va a lograr que sepamos cuanto nos ha costado en viajes, comilonas, asesores, proyectos y demás zarandajas para quedar en nada? ¿Lo harán? No creo. Es una Oposición de plastilina.

Hay algo que se lama credibilidad y coherencia y en un lugar tan sensible como Sukarrieta (donde murió Sabino Arana), Urdaibai, Busturia y demás, se ha perdido y eso hace perder las elecciones.

Antes había un considerable tejido industrial en la zona. Pero se tomó la determinación de sacar la pequeña industria, las serrerías y todo aquello que era normal del entorno urbano para lo que se creó un polígono industrial. Polígono que en buena parte lo ocupan empresas de servicios, distribuidores, transportistas, etc. Pero aunque queda algo en Muxika, Industrias Arruti al otro lado de las industrias del tren. A Inama se le ofreció desplazarse hacia el Alto de Morga, a lo cual se opusieron todos los currelas que en su gran mayoría vivían en Gernika y se desplazaban en tren, protestando por el coste económico que ello suponía. Su crecimiento en Muxika podía afectar al ecosistema y vida de los “neguríticos” muxikanos que les molestaba esa industria para su modo de vida en sus castillos en que habían convertido sus caseríos auténticas mansiones de nueva construcción. Por cierto Muxika está gobernada por la izquierda-caviar de EH-Bildu. De Forua, este Municipio no, pero hasta Mundaka todos son socialistas de salón, coche de alta gama y vacaciones en hoteles cinco estrellas. Pero gritando que no haya la menor posibilidad de industria porque ensucia y contamina.

¿Qué parcela dejan para recomponer un tejido industrial fuera del entorno de Urdaibai? Ninguno.

En Bermeo, nadie sabe nada del túnel de Sollube ofrecido por Unai Rementeria y menos el acceso directo por carretera al puerto mercantil que duerme en otro  cajón.

Y es que la implantación de industrias tiene sus pros y contras. Para la IA solo están en contra con excusas peregrinas. Los mismos que piden que Euzkadi sea autosuficiente pero cuando se habla de empresarios y de instalar empresas, no en mi patio, sí en el tuyo.

Todavía me acuerdo de Boroa y la oposición térmica de Zornotza. Ibamos a morir todos. Después de años, donde había huertas sin uso, se creó un polígono industrial alrededor de la térmica creando miles de puestos de trabajo y aumentando la población de Zornotza. Nadie ha muerto a causa de la térmica. Nadie. Y eso que en este entorno currelan muchos de aquellos que salían con la de pancarta contraria a la térmica. Así no se construye una Nación. Los mismo ocurrió con Zabalgarbi, en la que se recuperó una antigua cantera, creó puestos de trabajo tanto indirectos como directos y, lo más importante, resolviendo el problemón que tenía Bizkaia con sus residuos domésticos.

Y todo por falta de visión y coraje del PNV y de gentes como José Luis Bilbao que quiso cargarse la obra social de la BBK para un proyecto que nunca existió, que nos vendió humo negro, que nadie conoció, y que el PNV pagó y pagará con sus votos.

Pero, como antes hemos avanzado, ahora viene lo realmente importante: ¿Cuánto nos ha costado todo esto hasta el día de hoy?, ¿Cuánto se ha pagado por qué, a quién, cuándo y como?, ¿Quién o quiénes son las y los responsables de tanto gasto?, ¿Nos van devolver a vascos y bizkainos lo que se ha gastado?, ¿Alguien va a pedir perdón por su incompetencia?, y ésta última pregunta (que, aún siendo del todo utópica, hay que hacerla): ¿Alguien va a dimitir?