ANDONI: ¿SIGUES AFILIADO A ELA?

Miren ustedes por dónde, a veces, hasta puedo estar de acuerdo con Andoni Ortuzar. Me identifico con él en el sentido de que estar afiliado a "lo que sea" es más que su dirección actual.

En mi caso, de no haber sido expedientado, pensaría exactamente igual: Que el Partido Nacionalista Vasco es, afortunadamente, más que su dirección actual.

Pero a él no le han botado por opinar públicamente con libertad y a mí sí. Cuando regrese, me voy a guardar este recorte del DEIA para decir lo mismo (por lo que, probablemente, me vuelvan a expedientar. Asumo que es lo que tiene tener enfilado a alguien). Cualquiera diría que en ELA hay más democracia interna que en partido que -aún- preside el de Sanfuentes porque, si algún afiliado o afiliada publica en cualquier lugar que “el PNV, afortunadamente es más que su dirección actual”, que vaya esperando una llamada o carta de su respectivo Tribunal Municipal en la que, debidamente, le informarán de la apertura de un expediente disciplinario. Es lo que hay.

Pero vayamos directamente a lo mollar: He visto este jueves las imágenes de la reunión convocada por el Lehendakari Pradales en Lehendakaritza para tratar de abordar desde el fondo y tras un buen diagnóstico, los problemas de la sanidad vasca. La imagen era potente y muy buena. Si de esto sale algo a cuatro años de unas elecciones será un triunfo de esta sociedad menos de ELA, que irrespetuosamente y de forma antisistema, no ha acudido al llamamiento del Lehendakari poniendo excusas de adolescente mal educado. Algo así se les hace a ellos y tenemos tres semanas de huelgas. Y es que ELA en la actualidad no es un sindicato sino una plataforma anarcoide, anti-PNV y anti-institucional, y con el grito de guerra de "la huelga por la huelga". 

Ante eso veo pocos pies en pared que les denuncien y pongan en su sitio a este grupo de auténticos saboteadores de todo,  y el que menos veo es el del -aún- presidente del PNV, Andoni Ortuzar, que en sus inicios de plumilla trabajando en Deia fue el delegado sindical de ELA. Hoy, ante esta ELA soviética, solo dice que no va a dejar su carnet sindical, con lo que nos está diciendo que avala todas estas majaderías de Lakuntza y sus chicos, gente montaraz que se disfraza de sindicalista. 

En la Ertzaintza, ante una ELA que ni condenaba los atentados de ETA contra sus propios compañeros, éstos si pusieron pie en pared y crearon un sindicato en defensa de los trabajadores, abertzale, y con los pies en el suelo, llamado ESAN, que hoy es el segundo y que en las siguientes elecciones sindicales será el primero. Fue un gesto valiente y necesario que ha dado sus frutos. Algo así se debería hacer en otros gremios por lo que digo: ELA no es un sindicato, sino un contrapoder no elegido con caja de resistencia de la que no da explicaciones porque nadie le pide responsabilidades. Opacidad, huelgas y un control interno como el de Putin. Y faltar al respeto al Lehendakari como ha hecho este jueves. 

Y hablando de la Sanidad, confío no le echen la culpa de todo a la Consejera Gotzone Sagardui que navegó con dificultades ante una ofensiva sindical inaudita y una Pandemia que lo puso todo patas arriba. Si algo tengo que criticarle es que, pudiendo haber puesto al frente buenos comunicadores, algo imprescindible en situaciones así, colocó a la hija de Koldo Mediavillla a dirigir la comunicación y así le lució el pelo. Poco o nada profesional y peor que una gripe mal curada. Se atisbaba el desastre, de la misma forma que todo Cristo sabía que jamás acabaría en la cola de Lanbide, sino subida al giratorio tiovivo.

Pero contemos la verdad: Conocí a Iñaki Azkuna siendo alcalde de Bilbao. Arbitrario, caprichoso, buen comunicador, imaginativo, buen alcalde para Bilbao, a veces déspota pero con mano izquierda. Tuve algún problema con él, pues me enfrenté a cuenta de que no quería quitar la calle en el Parque de Doña Casilda dedicada a Sánchez Mazas le gané el pleito y tuvo que bajar la testuz. Pero te recibía en el despacho y te argumentaba. En una ocasión me dijo “¿Pero tú quién crees que manda aquí?”. Yo le contesté “Supongo que tú, que eres el alcalde”. Se echó una carcajada y me dijo “No. Aquí manda ELA”.

A años luz del impuesto por Itxaso Atutxa, Juanmari Aburto, que ya lleva tres legislaturas, y que si le críticas se enfada como una colegiala y ni te recibe, ni te saluda. Entre Azkuna y Aburto hay la misma diferencia que entre el Everest y el Pagasarri. 

Pese a ello, un amigo médico me dice, tomando un vino en la Plaza Nueva, que los males de Osakidetza vienen de la etapa Azkuna que fue el que cambió toda la gestión de la Sanidad vasca, convirtiendo al paciente en cliente y al médico en trabajador sanitario, creando además una estructura administrativa mayor que la clínica. 

Todo empezó al poner en marcha el Plan Osasuna Zainduz que fue el punto de inflexión en la implantación del modelo de gestión pública del Servicio Vasco de Salud. Iniciada en 1991, esta reforma impuso la competitividad, la reducción de costes, la figura del cliente, la sanidad como un mercado, las políticas de oferta y demanda, los incentivos por resultados y otras medidas procedentes de la Gran Bretaña de Margaret Thatcher. Se le olvidó su etapa juvenil en el Partido Comunista de España. 

Pues ojalá la Mesa de este jueves trabaje con altura de miras y se pase página a aquella política puesta en marcha por Azkuna, Inclán y Darpón.

¿A que no lo sabían? Quizá los de ELA tampoco.