EL DEUSTOBARÓMETRO DE INVIERNO Y FRANCO

En estas fechas tan  entrañables el equipo de expertos sociales de la Universidad de Deusto nos pega un susto. El 25% de la Generación Zeta. O sea de adolescentes y veinteañeros vascos nos lo pegan con Franco.

Mira que el consejero Zupiria nos advertía del peligro de los chicos de Otegi y su obsesión por subvertir el Estado de Derecho. Algo que también hacía en la distancia la señora Díaz Ayuso que alertaba sobre la inminente invasión del País Vasco por las hordas antes citadas.

Pues nada, que los tiros no vienen por ahí sino por la derecha. El 25% de los mil pimpollos y pimpollas entrevistadas por tan insignes politólogos y sociólogos declaran, en una mezcla de ignorancia e hijoputez, que Franco -en el fondo- era un ángel que nos trajo paz y prosperidad a los vascos, a pesar de que luchamos contra él. Equivocadamente al parecer.

Pues sí es verdad que con ÉL había más curro para todos pero con dos explicaciones que hasta los fachavales  podrían entender si se pusieran a ello con interés: Una, su amigo Franco se había cepillado a un elevado porcentaje de la población en edad productiva o la había enchironado. Dos, las mujeres no trabajaban fuera de casa porque tenían que preparar la cena al marido y estar guapas, con lo que de un plumazo, hala, la mitad del censo no necesitaba un puesto de trabajo porque ya lo tenía en casa. ÉL, en su infinita sabiduría, supo matar la gente justa para que el país siguiera funcionando pero con menos agobios y a la vez tener contentos a los hombres, con sus esclavas con la pata quebrada y en casa, que decían los franquistas de pedigrí de entonces.

Pero aunque los Z crean que todo eran ventajas, ser franquista también tenía sus servidumbres. Si nacías niño, te disfrazaban de Flechas y Pelayos, que eran como las Nuevas Generaciones del PP o la Revuelta de V 0X pero en vintage y que pertenecían al Frente de Juventudes de la Falange, único partido político -o así- que permitía el abuelito cariñoso. Con pantaloncitos cortos, camisita azul y boina falangista les querría ver yo ahora a los Z cuando hacen botellón. Y, si "por desgracia" nacías niña, te apuntaban a la Sección Femenina en donde  enseñaban a poner los garbanzos en su punto, bordar lindos manteles, o hacer canastillas para los bebés pobres. A esas criaturitas empoderadas que quieren estudiar para juezas o banqueras también les quisiera yo ver cosiendo ropitas.

¿Y cuál es la causa de esta aberración de nuestros cachorros? Pues no hay una sino muchas. La historia de Eapaña que se les explicó en colegios y universidades al parecer pasaba de puntillas por las fosas comunes, las tapias de los cementerios y el garrote vil, por lo que  no supieron explicarles los efectos colaterales del bienestar franquista. Del glorioso Alzamiento Nacional se pasaba de un salto a la Segunda Guerra Mundial y, luego, a la ejemplar Transición contada por Imanol Arias y Ana Duato, salvo el presunto episodio del falangista Suárez cepillándose chicas en su despacho porque podía meter y metía.

Otra razón es que uno de los reyes que han conocido estos chiquillos defiende en las memorias que le escrito una de sus "amigas entrañables" que Franco era pura bondad y sabiduría y, claro, los Z lo asimilan porque ser monárquico va en el lote de ser facha.

La tercera razón puede ser que en lugar de ilustrarse en bibliotecas y otros santuarios de la sabiduría lo hacen en las Redes Sociales copadas por buitres y víboras o viendo con papá y mamá el programa de Ana Rosa Quintana o El Hormiguero. Y así salen ellos.

La última posible causa es que, tal y como decían los conspiranoicos en pandemia les inocularon con las vacunas un chip de Bill Gates que a un 25% de la juventud le destrozó la sesera mientras que él se dedicaba a fornicar en la Isla de los Pedófilos de Epstein. Esta teoría es menos plausible pero se debe también tener en cuenta.

Dejamos para otra ocasión (para no extendernos demasiado) otros inconvenientes que los jovencitos franquistas sufrirían en caso de volver Paco con la rebaja. Nada de ver porno en Internet porque él era impotente. Nada de porros, rayas y pastis: Fanta de naranja y a los 21 Soberano y Farias. Eso sí, vivienda asegurada en una urbanización de pisitos de 45 m2 a cambio de jurar adhesión a los Principios Fundamentales del Movimiento, o en un bonito poblado chabolista en las afueras de la ciudad a la que tenías que emigrar para comer todos los días.

Vosotros veréis, jóvenes Z, pero yo que vosotros me preocuparía por ser tan joven y tan gilipollas. Nunca penséis que un fascista os va a resolver ningún problema y tened en cuenta que en la próxima escabechina civil los muertos podrías ser vosotros. Más trabajar y menos victimismo, que por poner ladrillos o limpiar culos ajenos no vais a ser menos machos o menos empoderadas.